Cultura Céntrico

Matthew Carpenter-Arévalo

¿Por Qué Celebrar Los Fracasos? La Historia de Céntrico Digital

Si has estado en Céntrico Digital un viernes a las 5 de la tarde durante los últimos casi cuatro años has participado en un ritual que define nuestra cultura organizacional. Destapamos unas cervezas o una botella de vino, y uno por uno los colaboradores celebramos los fracasos por contarlos en voz alta.

Admito abiertamente que no inventé el ritual: es algo que llevé conmigo de mis tres años trabajando en Google, y aunque no sería un acto muy raro en el contexto de Silicon Valley, en el contexto de la cultura organizacional latinoamericana es algo raro, y merece una explicación. Aquí les dejo cinco razones de por qué deberías celebrar los fracasos en tu empresa.

1. Celebrar Los Fracasos Genera Innovación

Primero, debo aclarar que muy rara vez los fracasos en Céntrico Digital son fracasos de negligencia, porque la gente negligente tiende a no ser contratada por nosotros o no duran mucho en la empresa.

Más bien, los fracasos muchas veces son el resultado de probar algo nuevo por primera vez. Como laboratorio de marketing digital, siempre debemos trabajar en los límites de nuestro conocimiento para poder expandir los horizontes de lo posible y eso implica experimentar. El valor principal de nuestra existencia es la rapidez con que podemos acumular conocimientos.

La mentalidad de laboratorio ayuda cumplir este fin: si el fracaso fuese estigmatizado dentro de la comunidad científica, nunca tendríamos avances científicos. No solo somos nosotros quienes pensemos así: Como dijo Elon Musk, “fracasar es una elección. Si no estás fracasando, no estás innovando lo suficiente”.

No hay camino hacia la innovación que no pasa por el fracaso, y si documentamos y compartimos nuestros aprendizajes, los beneficiarios siempre son nuestros clientes.

2. Celebrar Los Fracasos Ayuda Identificar y Corregir Errores de Procesos

Los procesos en cualquier empresa son una espada de doble filo. Por un lado, los procesos ayudan crear orden y control de calidad. Por otro lado, los procesos generan burocracia, desaceleran el ritmo de trabajo, y pueden matar innovación.

Muchas veces cuando hay fracasos nuestra tendencia es culpar a la persona responsable, pero culpar no nos ayuda asegurar que el fracaso no vuelva a suceder en el futuro.

Esta lección la aprendí de un piloto de la fuerza aérea suiza cuando me dijo, "si sucede algo inesperado, no preguntamos primero ¿quién fue?". Preguntamos primero, ¿qué pasó? Al entender qué pasó, podemos identificar si nos ha fallado un proceso y si hace falta crear un nuevo proceso para evitar repeticiones del mismo error.

Los gerentes somos responsables para los procesos que gobiernan nuestro trabajo. Si nuestros colaboradores esconden sus fracasos no podemos mejorar nuestros procesos, pero si los reconocen en voz alta, es más fácil ver cuáles son las áreas que tenemos que mejorar.

Al confrontar errores los gerentes tenemos que ser objetivos y suprimir nuestro deseo de tener una reacción emocional para poder diagnosticar si el fracaso es la culpa de un descuido o si hay un problema sistemático que debe corregirse.

3.Los Fracasos Fomentan Humildad

Dentro y fuera del mundo laboral, la humildad es una característica noble. Ser humilde es simplemente reconocer que la suma de lo que no sabemos es mayor a la suma de lo que ya sabemos.

En el mundo de marketing y publicidad a veces sobra la arrogancia que nace de éxitos pasados, pero quedarnos mirando las cumbres que hemos conquistado nos distrae de la preparación requerida para conquistar montañas más altas y difíciles.

Celebrar los fracasos nos genera humildad, porque, Como dijo Alexander Pope, “errar es de humanos, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. Como suelo decir a mi equipo, nadie en la agencia se equivoca más que yo, y las consecuencias de mis errores son las más graves de todas.

Ser humilde es abrir la puerta a todo lo que no sabemos. En un mundo tan nuevo y cambiante como es el marketing digital, es la única actitud posible si deseamos estar en la vanguardia de nuestro campo.

4.Celebrar los fracasos es terapéutico

Mi socio Jacobo Moreno habla mucho de los estreses negativos y positivos, y de la necesidad de fomentar el estrés positivo y eliminar el negativo.

El estrés positivo nace de querer hacer y lograr más, de tener un plan ambicioso y de empujarse para alcanzarlo.

En cambio, el estrés negativo reduce el desempeño por distraernos con ideas que no son productivas. Los estreses negativos son todos aquellos estreses que reducen nuestro desempeño por distraernos con ideas negativas.

Para mí, el fracaso es como un duende. A veces los duendes nos entran y nos llenan de inspiración (el ted talk de Elizabeth Gilbert que explora este tema merece tu tiempo), y a veces los duendes nos visitan y nos llenan de inseguridades que terminan distrayéndonos.

Tengo el mal hábito de concentrarme en mis fracasos y darles más importancia que merecen. He encontrado con el tiempo que hablar en voz alta nos permite expulsar el duende de nuestros errores pasados y liberarnos de su energía negativa. Para las personas de alto desempeño el fracaso propio siempre les va a molestar: el acto de verbalizar y admitir permite contextualizar el error para poder enfocar en sus lecciones.

5. Contextualizar los Fracasos Genera Seguridad Psicológica

Para las personas que hemos sido víctimas de robos o violencia sabemos que nuestra reacción en aquellas circunstancias nunca es lo que anticipamos. Es así porque al encontrarse en un momento de miedo extremo nuestro cerebro deja de funcionar, y nos queda con tres opciones: lucha, huida, o parálisis.


Muchas empresas han construído contextos en que se asume que el miedo de perder el trabajo es considerado un motivador positivo, pero la verdad científica demuestra el revés: cuando tenemos miedo operamos con menos capacidad cerebral, y eso limita nuestra creatividadPara una agencia digital, el activo principal nuestro es nuestra creatividad, que no se expresa solamente en diseño, pero en encontrar soluciones creativas a problemas cotidianos. Para poder operar a máxima capacidad, necesitamos que el ambiente promueva la creatividad, y para ser posible la gente debe trabajar con seguridad psicológica.

En Céntrico Digital nunca hemos despedido a alguien por cometer un fracaso. Más bien, cuando es un error humano, me interesa entender la reacción de la persona, cómo procesa el error, y cómo responde. Tal vez el mejor consejo que he recibido en mi vida es, “el mundo no te juzga por caer. Te juzga por la forma en que te levantas.”

Conclusión

En fin, el fracaso es la madre de todo aprendizaje. Por cambiar nuestra relación con el fracaso, quitando su estigma, transparentando su existencia, y entendiendo que errar no es un reflejo de nuestro ser, podemos crear organizaciones que aprenden, que avanzan, y que mejoran sus procesos. Al final, el único fracaso que no vale es el fracaso que no nos enseña nada.

 

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